jueves, 25 de junio de 2009

LOS RETOS DEL DISEÑO GRÁFICO EN LA GLOBALIZACIÓN


LOS RETOS DEL DISEÑO GRÁFICO EN LA GLOBALIZACIÓN




La globalización es una fase del capitalismo y la internacionalización de los mercados. Es la tendencia a la unificación de flujos materiales e inmateriales. Es un proceso fundamentalmente económico


La globalización de las economías y su constante movimiento impuso la necesidad de controlar y elevar la calidad de la producción y de los productos.



Los diseñadores, desempeñan un papel muy importante frente a la sociedad por estar directamente relacionados con ésta al conformar todos los mensajes visuales que recibe a diario. Desgraciadamente muchas veces no se analiza la importancia y el impacto que puede tener la comunicación visual en el ámbito social, económico y cultural.



La docencia del diseño gráfico debe resaltar la importancia del potencial del diseñador gráfico, como factor que puede contribuir a la disminución de la degradación ambiental y social por un lado; y por otro lograr que maestros y alumnos participen en una manera más comprometida durante el proceso de enseñanza aprendizaje, puntualizando en el desarrollo de las competencias laborales donde no sólo es importante el aprendizaje formal, sino también el derivado de la experiencia en situaciones concretas de trabajo.


El modelo por competencias enfatiza la relación entre teoría y práctica, situación que no parece tener congruencia en la disciplina del diseño, la cual está en un proceso de cambio constante y es imprevisible.



Hoy, la responsabilidad social del diseño oscila entre generar objetos de diseño éticos al servicio del hombre o estrategias de mercadotecnia en favor del cliente y sin conciencia social. En las campañas publicitarias actuales se manejan conceptos “convenientes de beneficencia” para el consumidor, los cuales están sustentados en una serie de recursos persuasivos visuales, muchas veces carentes de verdad y de responsabilidad social. Los resultados de la "bondad" publicitaria pueden evaluarse en términos del consumismo excesivo, de la falta de integración socio-cultural o de la generación de problemas psico-fisiológicos graves como la obesidad o la anorexia.



La “aldea global” ha fomentado la globalización del diseño gráfico también. Vivimos la mundialización de la imagen y el culto y la pertenencia a la marca.


El diseñador gráfico enfrenta un gran reto: humanizar y hacer éticos y socialmente responsables a los mensajes y estrategias que plantea para colaborar en el desarrollo sustentable del país. La tarea es individual y permanente y es responsabilidad de todos cumplirla. La falta de análisis, criterio o conciencia pueden provocar una descomposición social muy grave.




Ana Lilia Soto, “un empeño civilizador del fin del milenio, un mundo sin fronteras económicas y con ellas culturales”.


Estados Unidos es actualmente una de las naciones más poderosas del mundo, si no es que la más influyente, y poco a poco ha impuesto su “modelo de vida” a todo el mundo y son más los países que quieren imitarla.


El diseño no se queda exento de esta situación. “Estamos en la época de las computadoras y el idioma inglés que ha pasado a ser la primera lengua de la informática mundial” Es muy común encontrarnos diseños con tendencias americanas, más marcas con nombres americanizados, dejando en el olvido lo representativo de cada país e incluso discriminándolo. Inventamos palabras con términos americanos porque creemos que “se escucha mejor”, además sabemos que será más aceptado por la gente. Son espejismos, porque nos han hecho creer que lo extranjero es mejor, que lo nuestro no es tan bueno y que si queremos avanzar, tenemos que parecernos a los que ya son “superiores”.



Por lo tanto como diseñadores gráficos no tenemos que dejar que la americanización ni la globalización nos coma. no hay que imitar todo lo que se está haciendo. Hay que conservar un poco lo nuestro, pero sin llegar a hacerlo tan individual que no pueda llegar a competir con los demás diseños.



Con la globalización la competencia es más dura y entender que los tiempos han cambiado y hay que adecuarse a una forma de pensar más global.



Hay que ser flexibles y no quedarnos en ningún extremo. A veces es bueno seguir tendencias, ver lo que otros están llevando a cabo, saber qué le gusta a la gente para poder tomar un buen camino para llegar a ella. Sin embargo no es bueno ver esas tendencias para imitar lo que ya todos están haciendo. No hay que seguir el estilo que un país ha marcado sólo porque “es poderoso” o parezca perfecto, o así nos lo han hecho creer. Hay que saber apreciar lo nuestro. No dejar en el olvido a nuestras raíces. Ver las cosas por el mejor lado posible y aprovechar lo que más nos sirva.


Hay que tomar en cuenta que estamos compitiendo con todo el mundo y que hay que estar al nivel de los demás, para que a la hora de la lucha tengamos las herramientas necesarias para sobresalir y no quedarnos atrás por un extremo individualismo, (pues diseñamos para la gente, no para nosotros.



Bibliografía



http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/congreso_latinoamericano/htmls/comite/4_comite_ensayo.pdf,25:06:09



http://www.lamerry.bloguen.com/2007/05/09/los-retos-que-enfrenta-el-disenador-grafico-en-el-nuevo-orden-mundial/,25:06:09





SENSIBILIDAD EN LOS JÓVENES



El futuro parecería haber llegado, pero de una manera en que nadie lo esperaba.


En la actualidad la multiplicación cotidiana de las tecnologías comunicativas e informales, pero si manifestación más profunda se halla en las nuevas sensibilidades, lenguaje y escritura que las tecnologías favorecen y desarrollan.


Una experiencia cultural nueva, basada en nuevos modos de percibir y de sentir, de oír y de ver, que en muchos aspectos choca y rompe con el sensorium de los adultos, un buen campo de experimentación de estos cambios y de sus capacidades de distanciar a la gente joven de sus propios padres se halla en la velocidad y la sonoridad y no en la velocidad de los autos, sino el de las imágenes, en la velocidad de los relatos audiovisuales. Y lo mismo sucede en la sonoridad, con la manera cómo los jóvenes se mueven entre las nuevas sonoridades: que para al mayoría de los adultos marcan la frontera entre la música y el ruido, mientras para los jóvenes es allí donde empieza su experiencia musical.


La aparición de un entorno educacional difuso y desconcentrado en el que estamos inmersos. Las sociedades han centralizado siempre el saber, por que el saber fue siempre fuente de poder.


Los jóvenes son víctimas de la creciente evolución de la tecnología, nos encontramos detenidos en la reflexión de una eminente ruptura de la sensibilidad humana.


Los escenarios que componen el espacio de la cotidianeidad urbana, los lugares del diario trajinar, se ensartan en una multiplicación constante de contextos variables y efímeros que promueven la ventura y la deriva, donde paso a paso se ofrece la explosión de lo aleatorio, el darse salvaje de lo contingente. En este paisaje azaroso y yuxtapuesto se anuncia la socialidad que signa nuestro presente, un modo actual de expresión del lazo social, la relación inmediata y nerviosa entre los óvenes actores que protagonizan el drama.


Si las políticas sobre juventud no se hacen cargo de los cambios culturales que pasan hoy decisivamente por los procesos de comunicación e información están desconociendo lo que viven y cómo viven los jóvenes, y entonces no habrá posibilidad de formar ciudadanos, y sin ciudadanos no tendremos ni sociedad competitiva en la producción ni sociedad democrática en lo político.


Lo que hay de nuevo hoy en la juventud, y que se hace ya presente en la sensibilidad del adolescente, es la percepción aun oscura y desconcertada de una reorganización profunda en los modelos de socialización: ni los padres constituyen el patrón-eje de las conductas, ni las escuela es el único lugar legitimado del saber, ni el libro es el centro que articula la cultura.


Los cambios apuntan a la emergencia de sensibilidades “desligadas de las figuras, estilos y prácticas de añejas tradiciones que definen ‘la cultura’ y cuyos sujetos se constituyen a partir de la conexión/desconexión con los aparatos”. En la empatía de los jóvenes con la cultura tecnológica, que va de la información absorbida por el adolescente en su relación con la televisión a la facilidad para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informáticas, lo que está en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad cognitiva y expresiva: es en sus relatos e imágenes, en sus sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos encuentran su idioma y su ritmo. Estamos ante la formación de comunidades hermenéuticas que responden a nuevos modos de percibir y narrar la identidad, y de la conformación de identidades con temporalidades menos largas, más precarias pero también más flexibles, capaces de amalgamar, de hacer convivir en el mismo sujeto, ingredientes de universos culturales muy diversos.




Bibliografía



http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a03.htm



http://www.inau.gub.uy/biblioteca/Adole/Margulis1.pdf